Hola en este video comentamos algo que por desgracia y por mucho dolor que me cause, siempre hay alguien que me escribe comentando la dificultad que atraviesan cuando han errado en el mercado hasta lo más duro del camino, una pérdida dura. Hay que evitarlo, pero es un obstáculo más.

El pasado  martes Bill Gates dejaba la presidencia de su propia compañía para dedicarse a las labores propias de un mero asesor tecnológico. Es una decisión valiente, que le honra, pues cada vez es más difícil señalar casos de dirigentes que abandonan su puesto por su propio pie, sin presiones añadidas o empujados por la pérdida de facultades. Simple y llanamente abandonan por inteligencia empresarial, porque creen que esa es la mejor decisión que pueden tomar para su empresa, incluso cuando esto supone renunciar de alguna manera al tutelaje de un “hijo” (que no a su paternidad, esa será siempre incuestionable) Como a todos los personajes grandes e influyentes  que han marcado una época, a Bill Gates le ha acompañado la crítica y el elogio por igual. Es desde hace muchos años uno de los hombres más ricos del planeta y esa es sin duda una tarjeta de presentación que te asegura las invectivas más aceradas. Merecidas o no. El caso es que Bill Gates marcó el comportamiento de varias generaciones del mundo y,  más allá de la eterna dicotomía Apple/Microsoft , nadie puede negar la influencia que ha ejercido este hombre en la vida de miles de personas. Acusado de imitador, lo cierto es que la historia cuenta que fue Bill Gates fue muchas más veces por delante que por detrás,  y consiguió liderar una empresa con 130.000 empleados repartidos por países de toda la geografía. Recuerdo los días en los que el Trading era un campo infinitamente más limitado por las propias restricciones tecnológicas, no había Iphone e internet era una quimera.  Hombres como Steve Jobs o Bill Gates fueron definiendo con su empuje tecnológico muchos de los cambios sociales del último siglo, entre ellos nuestra manera de interactuar con los mercados. Como bien sabéis hay miles de plataformas y sistemas informáticos para apoyarse en nuestra actividad (y una buena elección de las herramientas puede tener una incidencia directa en nuestros resultados en el Trading) pero de alguna manera todas ellas encuentran la  raíz o al menos un lazo de sangre en el universo Gates o Jobs.  Hombres ejecutantes y adelantados a su tiempo. Una combinación que en la vida y en el trading te asegura maravillosos resultados.

Como en todo en la vida una de las claves del éxito radica en nuestra habilidad para interpretar cuales son los factores que determinarán el futuro y -si somos capaces- incluso anticiparnos a él. Como la mayoría de las veces este extremo es muy difícil, debemos por lo menos saber reaccionar a tiempo si la situación nos ha cogido desprevenidos. En la crisis hemos asistido, para nuestra desgracia en demasiadas ocasiones, ha ejercicios que demuestran justamente lo contrario. El problema no sería tan grave sino es porque esto ha sucedido en estamentos (y a personalidades) donde se suponía un mayor dominio, control y capacidad de análisis.  Ben Bernanke, por ejemplo, deja la Reserva Federal reconociendo que fue lento en asumir la gravedad de la crisis. A sus ojos la capacidad destructora del tiempo que se avecinaba no era ni remotamente la que se imaginó en un primer momento. No vio llegar los peligros del cataclismo que luego le empujaron a dar un giro a la política monetaria. Algunos critican su gestión y otros dicen que amortiguó el impacto demoledor de una nueva gran depresión. En cualquier cosa no se juzgan tanto las medidas adoptabas con el inicio de la crisis como el hecho de que no se valorase a tiempo su gravedad. La velocidad,  algo que los traders sabemos muy bien que se traduce en dinero, es fundamental cuando hay tanto en juego.

La consistencia en el trading debe ser el objetivo, pero hay que ser realista es lo más complicado, ya que sus pilares son creados en el tiempo a base de esfuerzo y trabajo, con métodos que por desgracia no vienen en ningún libro. Se llega en el largo camino con formas de gestión y estímulo mental, junto a otros puntos de estricto obligamiento.

Estamos en tiempo de poner en marcha esos viejos propósitos que se almacenan año tras año y que recobran toda la vitalidad del mundo cuando arranca Enero.  Este año, a los que todavía no se hayan iniciado, les propongo que hagan una incursión en el mundo del trading. Son muchas las razones que podría esgrimir para que se decidieran a incorporarse a esta actividad que tantos amamos; el dinero (obviamente), la autonomía y libertad, el autoconocimiento personal que esta actividad nos confiere (manejo de emociones, ejercitación psíquica…etc) pero en este caso formularé la pregunta a la inversa ¿y por qué no?  ¿Por qué no aprender a especular en bolsa? Si lo convertimos en una actividad placentera (como esas otras que nos proponemos empezar estas fechas) además puede ser igual y más agradecida. Según las estadísticas el 68% de los españoles tiene decidido hacer deporte este año con el objetivo de adelgazar, pero la experiencia nos dice que solo un pequeño porcentaje conseguirá al final  lucir una mejor silueta y un mejor estado de forma. Y seguramente entre esos “elegidos” -si rascamos un poco- nos daremos cuenta de que lo consiguieron porque además de la fuerza de voluntad y perseverancia, encontraron en esa actividad física un acto placentero que les estimuló a continuar. Con la especulación financiera es lo mismo. Con prudencia, pero energía y perseverancia, a lo mejor  descubrimos que no sólo encontramos  en esta actividad una herramienta ideal -en este caso no para adelgazar sino para “engordar”- nuestra cartera, a lo mejor  descubrimos también una actividad que nos llena y nos motiva. Recordad que la bolsa es quizás el trabajo más democrático que existe; no le importa tu sexo, religión, estudios o procedencia. Todo el mundo es bienvenido. Luego ya; depende de ti.