La recesión se ve por el retrovisor (El Economista)
Por Rubén Vilela el
La desconfianza también está dejando su huella en las materias primas. Tras un fulgurante comienzo del año, la creciente incertidumbre que se ha apoderado de la economía global, que amenaza incluso con provocar una recaída en la recesión, ha llenado su evolución de intermitencias, con continuas sacudidas alcistas y bajistas.
Materias primas tan diversas como el café, el níquel o el petróleo registraron subidas de dos dígitos en sus cotizaciones en el primer trimestre de 2011. Eran otros tiempos, una época de mayor optimismo con respecto a la marcha de la economía global. Es más, incluso la evolución de otras commodities, como el oro o la plata, refrendaban esa sensación. En su caso, con caídas, un síntoma de que los inversores no buscaban refugio en los metales preciosos, sino que salían a la caza y captura de los activos con riesgo -la subida de las bolsas en el arranque del ejercicio así lo corroboraba-. ¿Cómo no iban a actuar así si creían que la economía seguiría creciendo?
El tiempo ha corregido tanto ese convencimiento como los precios. El níquel cae un 25 por ciento en 2011; el café, tras hundirse un 20 por ciento en septiembre, sólo sube un 2 por ciento; y en cuanto al crudo, la situación está dividida. Mientras que el barril Brent, de referencia en Europa, aún sube un 19 por ciento en el año, el estadounidense WTI presenta un descenso del 6,7 por ciento.
Borrón y cuentas nuevas
Por el camino, lo que ha ocurrido es un enfriamiento de la economía, acentuado por la crisis de la eurozona, que amenaza con traer de vuelta a la recesión. Y claro, si el motor baja sus revoluciones, el mundo ya no demandará tantas materias primas. Por el momento, los pronósticos ya se están adaptando a un escenario menos benigno. Esta semana, la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y la Agencia Internacional de la Energía (AIE) han recortado sus previsiones sobre la demanda mundial de crudo para 2011 y 2012. Las firmas de inversión también son sensibles a este escenario. "Creemos que la media anual del Brent rondará los 100 dólares en 2012, por debajo de nuestro pronóstico anterior de 130, pero con dos fases muy diferenciadas, ya que en el primer semestre debería estar significativamente más débil que en el segundo", sostienen desde Morgan Stanley.
Esos pronósticos ya reflejan un cambio de panorama, puesto que en lo que va de 2011 la media del Brent se sitúa en los 111,2 dólares. Al mismo tiempo, aluden a un escenario económico más débil. Pero, ¿y si la amenaza recesiva se desinfla y la recuperación sigue su curso? En ese caso, volvería la tendencia alcista. Se ha visto un anticipo en las dos últimas semanas. Ante la esperanza de que se adopten medidas para solucionar la crisis soberana y ante la publicación de unas estadísticas mejores de lo previsto, como el inesperado repunte de las ventas al por menor en EEUU en septiembre, los inversores han recuperado el apetito por el riesgo. Como consecuencia, el Brent, que había perdido un 10,5 por ciento en septiembre en su mayor retroceso mensual desde mayo de 2010, ha rebotado un 12 por ciento en las dos últimas semanas, hasta los 114,3 dólares. Este rebote, que ha ido en paralelo al de la bolsa, denota, como subraya José Luis Martínez, estratega de Citi en España, que el crudo está "muy correlacionado con el resto de los mercados de activos financieros". Otras commodities, como el níquel o el café, han protagonizado una secuencia similar, algo que ha arrojado una clara conclusión: tanto las correcciones de septiembre como el rebote de las dos últimas semanas revelan que las materias primas están en manos de la amenaza de la recesión.
La doble cara de los metales
En el caso de los metales preciosos, su situación es distinta. Junto a su uso industrial también figura su condición de activo refugio, principalmente en lo que respecta al oro. Esta segunda característica les diferencia del resto de commodities, puesto que las malas noticias pueden traducirse en subidas de los precios. Para los analistas de J.P.Morgan es lo que puede ocurrir, puesto que consideran que la volatilidad en Europa, entre otras consecuencias, podría llegar a impulsar al oro hasta los 2.150 dólares en el cuarto trimestre de este año, frente a los 1.675 dólares en los que se encuentra en la actualidad.