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Opinión ¡ A ti, empresario; gracias. Rubén Vilela

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Esta semana quiero dar las gracias a todos aquellos empresarios que habéis creído en vosotros. A los que habéis llegado hasta aquí contagiando un espíritu único y poderoso: el de la consecución de sueños.

Esta semana recibimos nuevos datos que apuntan a una desaceleración manifiesta de la destrucción de empleo. La situación sigue siendo hoy por hoy insostenible pero, sin alzar las campanas al vuelo, los que nos movemos en el mundo empresarial bien sabemos lo importante que es mantener tanto la esperanza como la ilusión, y con la prudencia debida, celebramos los datos e informes que, aunque sea tímidamente, señalan un cambio en el dramático escenario que hemos vivido desde finales del 2007.   Debemos creer. La fe, junto al esfuerzo y la voluntad de cambio, como los motores de una nueva época. Sólo así tendremos éxito, como empresa o como país, da igual. La creación de empleo tiene que ser sin duda la mayor de las prioridades porque la vida de muchas personas está incompleta, y en algunos casos seriamente dañada, por culpa de esta realidad, y eso no se puede consentir si queremos caminar con la cabeza alta, como ciudadanos y como país. Buena parte del cambio de tendencia que hoy celebramos tiene a las empresas que han sobrevivido hasta ahora como responsables, pues guidas por esa  fe inquebrantable que les ha permitido resistir la marejada, creyendo en ellos y creyendo en el futuro, ahora se animan a contratar. Y no siempre esta contratación se liga una mayor demanda en su producción, sino también a la apuesta por el futuro, a estar dispuestos a jugársela una vez más pese a los golpes tan duros que ya se han recibido en el camino. A todos ellos, a todos estos empresarios: gracias y enhorabuena. Enhorabuena por encarar la vida y la empresa con valentía, por arriesgar cuando otros escogen el camino fácil, por demostrar que hay raza y que no todo es un mar de fango corrupto y oxidado. Os habéis sacrificado y reinventado, os habéis ajustado a nueva realidad, apretasteis los dientes mientras la aguja se clavaba sin anestesia, sufristeis la pérdida económica, el desprecio y la amnesia del que en otro tiempo ayudasteis. Fuisteis objeto de la traición del que creíais aliado, de la incomprensión del político, experimentasteis la soledad, la desorientación en el camino y el enorme desgaste humano del que tiene todo su universo en contra. Algunos arriesgasteis casi todo y perdisteis, os dejasteis patrimonio y salud, sufristeis la salida de vuestros trabajadores y esto- pese a la imagen que se proyecta- a la mayoría os dolió, mucho, seguramente lo que más. Y ahí seguís, en pie, tambaleándoos en el frente de batalla y con más cicatrices en el rostro, con los huesos magullados y los pies llenos de heridas. Pero hay algo que delata vuestro verdadero estado; esa sonrisa orgullosa y complacida del que lo ha logrado, del que ha creído, del que ha resistido, entregado a sus principios conforme a un sueño, su sueño. Ese empresario se merece hoy todo mi reconocimiento -que no mi suerte- esa no, esa ya se la ha labrado él en el camino. Animo y enhorabuena. Ya queda menos.

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First Trader Opening Bell (BSO)

Compuesta por Rafael Febrer para Rubén Vilela