Opinión. “Cuando el brillo del oro nos deslumbra en el camino”, Rubén Vilela
Por Rubén Vilela el
Existe un elemento que los traders manejamos prácticamente a diario y cuya detección y administración se configura como uno de los pilares básicos en nuestro día a día; les hablo de la euforia. Este término, tan recurrente para señalar algunas pautas de comportamiento (bien sean colectivas o individuales) ha resonado esta ultima semana en mi cabeza con una cadencia de marcada por los golpes de entusiasmo mediáticos orquestados por los diferentes medios de comunicación españoles (especialmente los públicos) en el apoyo a la candidatura española de los JJOO Madrid 2020. Nos llevó la euforia. Sé que está feo señalarlo a posteriori pero faltaría a la verdad si no admito que desde un primer momento observé esa creciente corriente de confianza un tantos desajustada sobre la realidad, quizás inflada y no sustentada sobre los aspectos que el análisis más frío y objetivo debería marcarnos. No digo que Madrid no tuviera sus bondades y fortalezas, y por lo tanto sus opciones, pero a pocas horas de la decisión final del jurado del COI la victoria hacia la candidatura española se presentaba como un hecho irrefutable, y el exceso de confianza, tanto en la vida, como en el trading, es un juego que suele acabar mal. Más allá de las “traiciones” en forma de voto que se pudieran haber producido a última hora, lo cierto es que al final la atención sobre nuestras debilidades reales se había disuelto en el mar de entusiasmo generalizado y el reguero de confianza. Tanto nos deleitamos admirando nuestra gloriosa belleza frente al espejo, que se nos olvidó salir calzados a la calle. Sé nos olvidó que a la operación puerto se le puso el candando a la española (es decir sin responsables y con cierto tufillo a cierre en falso), que la reactivación del conflicto con Gibraltar nos ayudó a reforzar nuestra imagen internacional, que la corrupción erosiona la pegatina de la marca España más que lo haría un disolvente, y en definitiva, que vender la piel del oso antes de calzarla no suele ser una estrategia adecuada. El trading me enseña a diario lecciones que luego aplico a mi vida, y tengo claro que la honestidad con uno mismo y su realidad funciona perfectamente en ambos campos; el personal y el profesional. Saber quién somos y donde estamos en cada momento, sin renunciar a nada pero sin engañarnos a nosotros mismos. Así siempre será más seguro el camino que escogemos. Por cierto, otra cosas que me ha enseñado al trading es a entender que sólo nosotros tenemos la culpa de nuestros errores, y por eso cuando fallo en una operación no puedo dejar de estudiar y analizar el desarrollo de la misma hasta que alcance a entender que es lo que hice mal (a veces invierto noches enteras en averiguar en que momento perdí el paso en aquella operación que se torció y no dio el resultado esperado). Sólo así me aseguro de dar bien el paso la próxima vez. Ese proceso es de autocrítica; duele y da pereza. Espero que los responsables de la candidatura española lo lleven a cabo antes de entregarse a otros trabajos, y más si tienen pensado volver a apostar con nuestro dinero y nuestras ilusiones. A lo mejor un poco de trading les venía bien para entenderlo…
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