Opinión. "Ojo con la semántica"
Por Rubén Vilela el
Crisis no es lo mismo que recesión: Japón es el país arquetipo en las explicaciones que quieren señalar la diferencia. El país nipón lleva prácticamente 20 años en crisis y en todo ese tiempo, que ronda el periodo entre 1994 y 2013, sólo ha estado quince meses en recesión. España, sin embargo, lleva mucho menos tiempo de crisis (desde 2008) pero su periodo de recesión abarca 13 de los 22 trimestres en crisis. La crisis tampoco es el reflejo directo de tipos de interés altos sobre la deuda pública. De hecho, la tónica general de las crisis suele ser la de unos tipos muy bajos debido a la alta incertidumbre y a la baja demanda solvente de crédito. Volviendo a Japón para tomar ejemplo, los tipos que a día de hoy abona por su deuda a 10 años son del 0,75%mientras que en España en 2009 se llegó a pagar el 3,9%
La crisis es el tiempo que se destina a detectar y corregir las malas políticas y los muchos errores del pasado, y en este intervalo es incluso habitual que se den ligeros períodos de crecimiento. En Europa poco a poco se va saliendo de la recesión y nuestro país es probable que no se quede atrás en este sentido, pero para dar por finalizado el periodo de crisis, desgraciadamente aún queda mucho más. Son muchas las puertas al abismo que aún permanecen abiertas, empezando por los atroces niveles de desempleo, y el endeudamiento público (que por otro lado sirve para impulsar esos ligeros periodos de crecimiento pero, en cierto grado, de una manera artificial que además hipoteca las rentas del futuro)
Por lo tanto para salir de la crisis –que no de la recesión- aún nos queda mucho tiempo y esfuerzo, y sobre todo dar respuesta a una pregunta que debería estar cada día revoloteando en nuestra mente, condicionando –que no coartando- la toma de decisiones, pero que se antoja prioritaria para el abandono definitivo de la crisis: ¿Hacia dónde queremos ir? ¿Cuál es nuestro modelo productivo? Sólo teniendo clara la respuesta Europa, y España, podrán dar pasos firmes en la dirección correcta y sólo así nos sentiremos seguros al caminar sobre los datos de crecimiento. Mientras tanto, estas estadísticas de “crecimiento” deberían seguir interpretándose como soportes o pequeñas agarraderas que invitan al uso en el camino pero que en cualquier momento pueden vencer y abocarnos otra vez a una caída sin freno y con ello nuevos tiempos de quirófano y camilla. Cada cosa en su sitio.
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