Suscríbete a mi blog y lee antes que nadie mis artículos en tu lector RSS.

Mutekatsu-ryu

Por el

Un día en Japón, durante la década de 1540, en un transbordador repleto de granjeros, comerciantes y artesanos, un joven samurái obsequió a todos los que querían escucharlo con relatos de sus grandes victorias como espadachín, blandiendo su espada de casi un metro de largo mientras hablaba para demostrar sus proezas. Los demás pasajeros estaban un poco asustados ante este joven atlético, así que fingían interesarse en lo que decía para evitar problemas. Pero un anciano permanecía sentado de costado, sin prestar atención al joven presuntuoso. Era evidente que también era un samurái, pues llevaba dos espadas, pero nadie sabía que se trataba de Tsukahara Bokuden, tal vez el mejor espadachín de su época. Ya había cumplido los cincuenta años por entonces y le gustaba viajar solo y de incógnito.

Bokuden estaba sentado con los ojos cerrados y parecía sumido en profundas meditaciones. Su inmovilidad y silencio comenzaron a disgustar al joven samurái, que acabó espetándole: ¿No te gusta mi charla? Ni siquiera sabes sujetar una espada, ¿verdad, viejo?.

- Claro que sé - respondió Bokuden, pero mi estilo no es blandir mi espada en circunstancias tan insignificantes como esta. ¿Un estilo de usar la espada que no usa la espada? - replicó el joven samurái -. NO digas tonterías. ¿cómo se llama tu escuela de lucha?. Se llama mutekatsu-ryu (estilo que gana sin espadas ni combates), respondió Bokuden. ¿qué? ¿Mutekatsu-ryu? No seas ridículo. ¿cómo puedes derrotar a un rival sin luchar?.

Para entonces el joven samurái estaba enfadado e irritado, y exigió a Bokuden que demostrara su estilo, desafiándole a un combate en ese mismo momento. El veterano samurái se negó a aceptar el duelo en la barca repleta de gente, pero afirmó que haría una exhibición como samurái de Mutekatsu-ryu en la orilla más próxima y pidió al barquero que guiara la barca hacia una isla diminuta que había cerca. El joven empezó a balancear su espada para desentumecerse. Bokuden continuó sentado con los ojos cerrados. Cuando se aproximaban a la isla, el desafiador, impaciente, gritó: ¡Vamos que estás muerto ¡ ¡te voy a enseñar lo afilada que está mí espada¡ Y saltó a la orilla.

Bokuden se tomó su tiempo, enfureciendo más al joven samurái, que empezó a proferir insultos. Bokuden por fin entregó al barquero sus espadas, diciendo: Mi estilo es el Mutekatsu-ryu. No tengo necesidad de espadas, y con estas palabras, cogió el largo remo del barquero y lo impulsó con fuerza contra la orilla, devolviendo deprisa la barca al agua y alejándola de la isla. El joven samurái gritó, exigiendo la vuelta de la barca, y Bokuden le respondió, también gritando: Esto es lo que se llama victoria sin lucha. ¡Atrévete a saltar al agua y nadar hasta aquí ¡.

Entonces los pasajeros de la barca pudieron ver al joven samurái alejándose en la distancia, encallado en la isla, saltando arriba y abajo, y agitando los brazos mientas sus gritos se hacían cada vez más tenues. Comenzaron a reírse: Bokuden había demostrado claramente el estilo Mutekatsu-ryu.

Sin comentarios

Aún no se ha publicado ningún comentario de este artículo. ¡Sé el primero!

Info

First Trader Opening Bell (BSO)

Compuesta por Rafael Febrer para Rubén Vilela